martes, 7 de abril de 2009

No puedo dormir...

Insomnio! Parece mentira que sea ese el maldito motivo que me lleva a escribir de nuevo en este olvidado blog. A veces no me entiendo. Envidio a la gente que escribe, que tiene ese don de hipnotizar a la gente utilizando tan solo sus palabras y su imaginación. Me hago un blog y me tiro meses sin pasar por él para acabar una noche a las 2 de la mañana aquejado de diversos problemas existenciales vertiendo mis chorradas en formato digital.

Supongo que lo triste sería pensar además que lo va a leer alguien. Valiente tontería!

Pues eso, que aquí estoy otra vez dejando fluir mi maltrecho cerebro a ver si sale algo interesante. Nótese para mayor enriquecimiento y disfrute del lector el hecho de que simplemente sitúo cuidadosamente las manos sobre el teclado y comienzo a escribir de forma aleatoria para dejarme sorprender por el resultado del citado insomnio.

A veces (de hecho casi siempre) pienso que soy un pardillo más. Otro de tantos. Le doy vueltas a la cabeza, elucubro y confecciono cientos de miles de cábalas, pensando en qué opinión tienen los demás de mí. Me enfado, me desvelo, me harto y me canso de cosas que luego no me atrevo a decir a la cara o al oído de aquellos que deberían escucharlas y me limito al cobarde papel del que tira la piedra y esconde la mano escribiendo para dar salida a la rabia contenida desde su ordenador. Lo gracioso, por otra parte, es que esa persona a la que le quiero decir mil cosas no pasará por este oscuro rincón en la vida. ¿Sabes que también escribo de vez en cuando? Lo sé, soy una caja de sorpresas. Todas baratas y muy vistas pero sorpresas al fin y al cabo.

Estoy desorientado, intento buscar en mi interior porque sé que es ahí donde se esconde el motivo de este malestar que me carcome poco a poco y que me crispa los nervios. Me gustaría saber qué debo hacer. Un par de palabras cuidadosamente elegidas que me ayuden a ver los motivos e intenciones de aquellos de quienes dudo. Sé qué tengo que decir, tengo buenos amigos que me aconsejan. ¿Por qué entonces sigo sintiéndome perdido y confuso?






¿A ti no te pasa eso de que quieres decirle algo a alguien, preguntarle alguna cosa o simplemente recriminarle alguna actitud y luego, a la hora de la verdad te callas y dejas pasar el barco? Es frustrante ser tan políticamente correcto que a veces eres tú mismo el que provoca o magnifica tu propia preocupación. ¿Qué más me da a mi que se enfaden conmigo, que me griten, que se decepcionen y que pasen de mi culo? ¿Cuándo me ha importado la gente? Me jactaba de ser autosuficiente... No me importa lo que piensen de mí, no me importa el qué dirán.¿Por qué entonces no me atrevo a decir esas cosas que me corroen las entrañas y no me dejan ni siquiera dormir un rato? ¿Cuál fue ese maldito momento en el que me di cuenta de que hay personas que te importan tanto que prefieres callarte y pasarte una noche en vela dándole vueltas a tus pensamientos antes que abrir la boca y estropearlo todo?